viernes, 8 de julio de 2011

Lactancia materna – un mundo emocional.





Francoise Dolto, psicoanalista francesa, dice que las lactancias felices no tienen historia. En la actualidad la lactancia se plantea como algo difícil de lograr, cuando en realidad es un fenómeno natural. Cuántas veces no hemos escuchado: “lo más difícil es la lactancia”, “una amiga lo paso fatal con la lactancia” de este tipo de comentarios sólo podemos deducir que la gente sabe muy poco de la lactancia materna. Carlos González en su libro Un regalo para toda la vida expone que la lactancia materna no es una herramienta para conseguir salud,  sino es parte de la salud misma.
Más allá de los beneficios para la salud, ¿qué beneficios emocionales nos brinda amamantar a nuestros hijos? Laura Gutman nos dice que  la lactancia más allá de un alimento físico para nuestros hijos es: contacto, conexión, brazos, silencio, intimidad, amor, dulzura, reposo, permanencia, sueño, olfato, cuerpo e intuición.  Es un momento de estar juntos, fuera de razonamientos.
La lactancia a veces es vista como algo que nos va a limitar nuestra vida, sin embargo las madres que hemos alimentado a nuestros hijos así vemos que resulta  muy fácil y que si los llevamos “aupa” no necesitamos un arsenal de cosas (biberones, agua, leche en fórmula) para salir a dar un paseo, por ejemplo. Dar de mamar lo que nos limita es la posibilidad de estar mucho tiempo separados de nuestros hijos, si solo lactamos con nuestra leche, pero  ¿acaso no es un momento para estar cerca de nuestros hijos? Este momento de nuestras vidas quienes más nos necesitan son ellos. Pensémoslo así, si hemos sido madres a los 30, hemos pasado 30 años sin responsabilidades de hijos, ¿qué nos cuesta regalarle 1, 2 ó los años que queramos a nuestros hijos lactando?
                         

¿Cómo podemos lograr una lactancia feliz?                        
Un bebé necesita tiempo, sentirse comunicado y confiado para poder succionar, y las mujeres necesitamos tranquilidad y tiempo para producir leche y generar amor. La lactancia, en ese sentido se asemeja mucho a hacer el amor, necesitamos tiempo y privacidad para conectarnos con el otro.  Ambos son  actos de amor que necesitan de entrega, tiempo y dedicación.
Existen 2 procesos en la vida de la mujer en los que se aproxima más directamente con su esencia salvaje, animal, mamífera: el parto y la lactancia. Para dar de mamar deberíamos poder estar el mayor tiempo posible en contacto piel con piel con nuestra cría, sin intelecto, sin noción del tiempo, sin la necesidad de defendernos de nadie, sumidas en este espacio.  Nos alejamos de ello si estamos pendientes de cantidades, de peso, relojes, de consejos de puericultura.
Los primeros días suelen ser difíciles porque probablemente exista alguna dolencia física en la madre por el parto que no le permita del todo entregarse a su lactancia, lo aconsejable en estos momentos es tener paciencia, porque la bajada de la leche es “explosiva” y poco a poco con paciencia el ritmo de la leche se irá normalizando según las necesidades del bebé. Es recomendable  rodearse de mujeres que tengan o hayan tenido una lactancia materna feliz.
Laura Gutman finaliza diciendo: “Para acoger y acunar al niño, nosotras necesitamos sentirnos cogidas y cuidadas. No importa si en otras circunstancias de nuestra vida nos arreglamos solas. No importa si somos independientes, maduras y valerosas. Ningún parámetro de nuestra vida anterior a la maternidad es comparable. Podemos ser gerentes de empresas…Nada es comparable al hecho de amamantar y cuidar a un recién nacido”

¿Qué factores emocionales interfieren en la lactancia?
A) Muchas madres estamos tan preocupadas de hacer las cosas bien que dejamos atrás escucharnos a nosotras mismas y se presentan dificultades con la lactancia porque estamos tan preocupadas de hacerlo correctamente que perdemos la escucha interior. En relación a esto Laura Gutman nos comenta: “El mundo occidental está repleto de opinólogos que sofocan la esencia femenina que puja por aparecer en un hecho mágico y simple como la leche que chorrea de nuestros pechos.”
B) La separación temprana de bebé de nuestros brazos: un bebé sano no debe estar en otro sitio que no sean los brazos de su madre apenas nace. Los controles médicos en un bebé sano, como el peso y medición, así como la aspiración pueden esperar, y la revisión de que todo está  correcto puede hacerse perfectamente con el bebé sobre el pecho de la madre.
C) la presencia de muchas personas y estímulos externos: La costumbre de visitar a la parturienta apenas nacer el bebé entorpece la lactancia, es un momento único en el que madre e hijo se están reconociendo, encontrándose y sintiéndose. Madre e hijo necesitan silencio y tranquilidad.
D) En la actualidad muchas mujeres son madres pasando horas solas en sus hogares, alejadas de la familia, de abuelas, primas, madres, tías; hoy en día se ha perdido mucho esta costumbre de reunirse con mujeres de la familia. Este hecho hace que la soledad y la falta de apoyo sean las principales  causas de abandono a la lactancia, por eso necesitamos de una persona que nos sostenga, una madre, alguna amiga, una doula; sobretodo para aquellos momentos en el día en que nos quedamos sin fuerza emocional. Las mujeres no fuimos diseñadas para criar a nuestros hijos solas, necesitamos a nuestra tribu.  La soledad hace que lo primero que se afecte es la lactancia porque nos vemos sin paciencia, perdidas y atrapadas en un laberinto sin salida.

Carlos González afirma que lactar es parte de nuestro ciclo sexual, es una parte de nuestra vida como mujeres,  es más allá de un esfuerzo y sacrificio o por  el bienestar de nuestros hijos, es parte de nuestro ciclo vital, tanto como nacer, crecer y reproducirnos (tal vez en este último podríamos agregar, parir y lactar).


Viridiana

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